Desde el 12 F muchas personas nos volcamos a informarnos -y a opinar- sobre la crisis en Venezuela. Pero hay formas y formas: podemos contribuir a crear conciencia, a pacificar los ánimos (¿queremos paz?) o podemos reproducir el odio y la infoxicación (información que intoxica). Es una decisión personal. Y como en esto de discusiones políticas en redes sociales he aprendido algo (a fuerza de errores, por cierto) quisiera compartir algunas recomendaciones para aquellas personas que, en su más buena fe, participamos del debate sobre la crisis en Venezuela.
1. No hablar siempre «como si supiéramos»: En este caso concreto, no estamos en Caracas. Quizás nos sintamos plenamente informados pero la soberbia es SIEMPRE el peor enemigo del dialogo. Si te encontrás discutiéndole a un/a venezolano/a sobre lo que pasa en su país como si no entendiera nada, es hora de bajar dos cambios.
2. Hacer recuento de TODOS los daños y TODAS las víctimas: Sobre todo si hemos tomado una postura. Esto no es cosa menor, porque todas las vidas valen igual. Si hacemos recuento de una muerte, lo hacemos de todas, y las lamentamos todas. Siempre. Quizás si le diéramos la debida importancia a las muertes, a todas, las crisis se terminarían antes.
3. Creer que es obligatorio tener postura: Que la información se transmita rápidamente no nos obliga a tener una postura sobre cualquier tema con la misma rapidez. La realidad es compleja y más aún en este tipo de situaciones. A veces preguntar y repreguntar puede ser más efectivo. ¿Por qué no hay más mensajes de este tipo?:
4. Chequear lo que compartimos: Uno de los fenómenos más llamativos de esta crisis es la difusión de fotografías de represión en Siria, Egipto y otros sitios, haciéndolas pasar por Venezuela. La violencia en ese país existe y no se necesita este tipo de estrategias para que el mundo lo sepa. Una buena técnica para no compartir imágenes de contenido falso es verificar la fuente: Si el usuario de Twitter fue creado esta semana y sólo comparte cierto contenido, deberíamos presumir que sus intenciones son justamente difundir desinformación. Si la fotografía proviene de una fuente confiable, existen recursos web para chequear el origen de la imagen (YouTube, Google Images, TinEye). Hay que usarlos!
5. Usar el humor, pero el de verdad: Ese que hace que se ría toda la gente. En Twitter se ha estado usando el entrecomillado de una manera muy sarcástica: «Comunistas» se manifiestan frente a la Embajada de Venezuela, decía un Tweet, y se me ocurrió preguntar a qué respondían esas comillas, porque quería saber qué querían decir. Me contestaron así. ¿Les parece que sirve para algo, a no ser para crear más confrontación?
El humor de verdad, ese que nace sin ánimo de ofender, es un excelente antídoto para descomprimir el ambiente y muy necesario en tiempos de crisis.
6. Elegir sabiamente las batallas: Las redes no deberían ser un campo de batalla, sino de discusión, pero a veces -como en cualquier discusión- hay que usar la artillería pesada. Ahora bien, ¿A qué me refiero con eso? A los argumentos, cifras, estadísticas. Esa es la verdadera artillería pesada, no los adjetivos (des)calificativos ni las descalificaciones personales. Recordemos siempre: Las grandes mentes discuten ideas, las mentes promedio discuten los eventos puntuales, y las mentes pequeñas discuten a las personas. Al discutir ideas se colabora de verdad y, de paso, se gana el respeto de la gente.
Ojalá sigamos debatiendo y ese debate nos ayude a crecer, porque lo que debatimos online no se queda en la red. Es la pura vida real.